domingo, 29 de octubre de 2017

El CF Hoyo se mereció el empate ante Calasanz pero la suerte no le acompañó nunca

Se define la palabra suerte como la circunstancia de ser, por mera casualidad, favorable o adverso a alguien o a algo de lo que ocurre o sucede. En esta ocasión, y nos centramos en el apasionante encuentro que disputaron hoy en Las Eras el CF Hoyo de Pepón y el Calasanz Pozuelo de Fernando Gutiérrez, lo que ocurrió en los noventa y muchos minutos de partido tuvo como invitada a la suerte desde los primeros minutos.
Todo influye en el partido y en el comportamiento de los contendientes e incluso del trío arbitral. Todo influye en el deporte y en el fútbol mucho más. Por ello hoy hay que quedarse con la palabra suerte. Calasanz encontró a un delantero con fortuna en Carlos Hernández que a los dos minutos hizo el 0-1 y que a los 62 consiguió el segundo 0-2 gracias a las facilidades (mala suerte) dadas en tres acciones consecutivas.
Hoyo no tuvo suerte al no entrar en el campo con los pies bien apoyados en el césped ante un buen equipo para no encajar un gol tan tempranero, ni la tuvo luego a medida que avanzaban los minutos y su juego iba de menos a más siempre hasta el final.
Víctor Navarro tuvo en sus piernas en empate antes de que se llegase al descanso, pero el balón salió rozando el poste derecho de Marcos Manga, meta de Pozuelo. Con mejor predisposición física, los verdes fueron a más en el segundo tiempo tras encajar dos goles. Fueron a más pero no tuvieron suerte con la forma de llevar el partido del árbitro, al que como dirían los más jóvenes le falló el GPS.
Cuando los dos equipos terminan disgustados es que algo no llevó correctamente el juez principal. Siguen sin servir para nada las tarjetas amarillas empleadas muy tarde en el fútbol de Primera Regional de Madrid y sigue sin entenderse porque no lleva pinganillo el trío arbitral cuando lo quieren y lo piden.
Los propios jugadores no entienden por qué no se señaló un claro penalti por mano dentro del área de Pozuelo en la recta final del partido, y fue muy clara, por qué no se señaló con pena máxima una salida tremenda de Manga sobre Alvarito al que el meta arrolló y por qué no se pitó penalti en los minutos finales en el área verde de gran Iván Córdoba, que había realizado cuatro paradas sensacionales en el segundo tiempo. Lo dicho, mala suerte o buena suerte.
Para la historia quedará un gran gol (golazo) del hoyense Alejandro Insúa (m.73) y un balón que debía haber sido el del empate merecido, pero que devolvió el poste derecho de Calasanz cuando parecía ir para dentro y se jugaba el minuto 87.
Los puntos se fueron para Pozuelo, pero el trabajo de los verdes de Pepón fue encomiable y si no llega a ser por la mala suerte y algún despiste, seguro que el marcador no hubiese sido de 1-2.
Jugaron por Hoyo: Córdoba, Jorge Jiménez, Raúl, Víctor Aguirre, Mateo, Carlos Dochao, Carlos Aguirre, Mario, Víctor Navarro, Alvaro López y Riki. También jugaron Alejandro Insúa, Javichu, Diego y Juan Manuel González.
Arbitraron Alberto Moraga, Andrés Vicente y Gonzalo Illana.
JB


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