Este es un artículo Jorge H. Carretero, hijo predilecto de Hoyo de Manzanares, que ha comenzado a estudiar Primero de Sociología de la UNED en el centro asociado de Segovia. En él, valora la importancia de la Sociología y también su relación con el deporte, actividad a la que ha estado dedicado en toda su carrera profesional.
Desde mi experiencia a lo largo de esta vida, cuya mayor parte ha estado dedicada a los valores humanos a través del deporte, he podido comprobar que la Sociología es, ante todo, una Ciencia imprescindible, puesto que los seres humanos necesitamos la convivencia tanto como comer o respirar. Vivimos grupalmente, no de forma individual.
Entiendo la Sociología como una ciencia en permanente evolución e investigación, dado que el ser humano que convive con los demás debe procurar ser más feliz (en la definición de Aristóteles, felicidad es “experiencia global de placer y significado”) y con mayores valores. Una parte importante de la Sociología debería estar vinculada al análisis, la investigación y la mejora de la parte marginal de la sociedad, esto es, las personas con riesgo de exclusión social. Las sociedades provocan, inconscientemente, que las personas que no se ciñen a las reglas del juego económico sufran por ello. Los países que no se preocupan y se ocupan de sus marginados, poco futuro tienen.
Me gusta, modestamente, practicar lo que predico. Desde niño, con nueve o diez años, me preocupaba de ayudar a las personas inmigrantes que llegaban a Vallecas, Madrid, con más esperanzas que recursos, procedentes de las zonas rurales de nuestro país. Pedía limosna en las casas para llevarlo a las chabolas. Esas personas improvisaban sus hogares con cuatro paredes (lo llamaban “flor de luna”, porque lo hacían por la noche) y si las fuerzas de seguridad se daban cuenta, demolían su humilde vivienda. Desde esta inquietud infantil y juvenil, mi vida ha estado marcada por colaborar con la sociedad, más concretamente con estas personas necesitadas, para que se incorporaran a la sociedad de todos, sin necesidad de sufrir la marginación.
Recorrí muchos casos con la mente en un concepto: la reinserción. Creo firmemente que, cuando las personas han cometido algún delito, tienen el derecho, una vez cumplida la pena impuesta por la ley, de reintegrase a la sociedad y que ésta les reciba con los brazos abiertos, como plasma nuestra Constitución de 1978. Los centros que acogen la privación de libertad de las personas una vez juzgadas tienen la obligación de reeducar y reinsertar a éstas una vez que cumplen la pena que la ley les ha impuesto. Con el baloncesto, deporte al que he pertenecido como jugador, entrenador y directivo durante muchos años, estuve dando clases y formando equipos de personas privadas de libertad, equipos externos a los centros penitenciarios que compitieron federamente. Tras un paréntesis, siendo directivo-portavoz de la Real Federación Española de Fútbol, tuve el honor y el privilegio de crear un programa especifico del Fútbol como factor de reinserción para personas privadas de libertad.