lunes, 19 de diciembre de 2016

20 años protegiendo los anfibios en Hoyo de Manzanares

Alberto Álvarez y José L.Soriano,
coordinador de las conferencias
Hoyo de Manzanares constituye un punto caliente de biodiversidad faunística en la Comunidad de Madrid, por su situación, clima y la presencia de numerosos puntos de aguas no contaminadas que alojan a una gran variedad de anfibios. Desde hace casi veinte años (que se cumplen en 2017), se está trabajando en su conservación, principalmente en el humedal Los Camorchos, zona protegida (en el inventario nacional desde 2006) y situada cerca de la Carretera 618, próxima al limite con Torrelodones. "Afortunadamente se ha tomado conciencia de la necesidad de conservar los anfibios, porque su extinción puede alterar el ecosistema y a la larga afectar al ser humano", ha señalado  el veterinario Alberto Álvarez López, del Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Complutense de Veterinaria, actividad que compagina con la dedicación a la conservación de anfibios en la Comunidad de Madrid. Con su ponencia concluyó el ciclo de Conferencias de Otoño 2016.
Como causas del declive general de los anfibios están la destrucción y fragmentación del hábitat, las especies introducidas o la sobreexplotación para medicina, alimento, mascotas, enfermedades, incluso la investigación, entre otras.
En sus charla describió algunos de los anfibios que han vivido o viven en las charcas de Hoyo, principalmente en Los Camorchos, que actualmente es un enclave importantísimo para la conservación de estas especies tras un proceso largo de reconstrucción (desacación y  retirada de peces y cangrejos con pesca eléctrica o sistemas como la rotenova y las barreras que impiden el paso por la carretera). Entre ellos, los sapos, que cantan en primavera y otoño, para cortejar a las hembras, y que en su vida pasan de respiración traqueal a pulmonar. Son, por ejemplo, el sapo partero, que guardan los huevos sobre sus patas traseras; el sapillo pintojo, menos frecuente; el sapo de espuelas, muy raro por su reproducción, a veces escasa y otras múltiple, que surgen de unos renacuajos muy grandes; la ranita de San Antón, de color verde intenso, que canta de día frente a la nocturnidad de los sapos; el sapo común, que genera repulsa por su sustancia irritante, pero muy atrayentes para las nutrias; el sapo corredor, que es muy común en Hoyo y que se reproduce en charcos que se secan rápidamente mediante una puesta en forma de cordones de huevos; o la rana, que ha sido muy castigada por los pesticidas y cangrejos. Además de los anuros(anfibios sin cola) están los anfibios con cola o tritones que no cantan, como los gallipatos, la salamandra, casi extinguida, el tritón ibérico que desapareció de Hoyo en 1984; el tritón enano, expoliado para la venta, incluso en Hoyo.
Finalizó su conferencia diciendo en todo jocoso que debemos estar sensibilizados porque a veces si das un beso a un sapo puede aparecer un príncipe.

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