sábado, 22 de julio de 2023

57 años de la construcción de La Ermita de Hoyo de Manzanares


Primera procesión a La Ermita
Corría el año 1956 cuando el sacerdote Abel Blanco llegó a la Parroquia de Hoyo de Manzanares. Fue párroco durante una década, conviviendo con los vecinos, a los que bautizaba, daba las primeras comuniones, casaba, organizaba las confirmaciones y despedía con entierros religiosos a los que nos dejaban para siempre.
En ese día a día de convivencia con los vecinos y su trabajo vocacional pensó que respecto al culto mariano Hoyo no tenía ninguna ermita dedicada a la Virgen y, con mucho entusiasmo, ilusión, apoyo y ayuda de todos los vecinos, promovió la construcción de una pequeña capilla dedicada a la Virgen del Rosario.
El Ayuntamiento, presidido en aquellos años por Armando Marcos hizo una cesión en el año 1960 de la parcela situada en la Avenida de Peña del Rayo. En el año 1965, con un licencia municipal, comenzaron las obras de esta Ermita, y al año siguiente tuvo lugar la primera procesión en la que la Virgen, llevada en un carro con vacas, llegó acompañada por los vecinos. Quedaba así inaugurada La Ermita
Niñas en La Ermita: Antonia, Paquita,....1966

Pasaron unos años y el nuevo párroco, Alejandro Peñamedrano, con el apoyo de la Hermandad, dio un nuevo enfoque y protagonismo a esta Ermita. Desde entonces, en las fiestas locales el día 9 de septiembre se iba en procesión hasta La Ermita y allí se hacía una fiesta con limonada, se subastaban las andas para meter a la Virgen dentro de La Ermita.
Con la construcción de la nueva Iglesia en 1973, la talla de la Virgen del Rosario se ubicó durante todo el año en La Ermita y bajaba en Fiestas hasta la Iglesia. En 1986, se recuperó una copia de la talla original de la Virgen de la Encina, patrona de Hoyo de Manzanares y desde entonces las fiestas locales son compartidas con ambas tallas y advocaciones, el día 8 con la Virgen de la Encina, y el día 9, con la Virgen del Rosario.
En La Ermita, durante el mes de mayo, también es tradicional el rezo del rosario. Algunas importantes celebraciones familiares han tenido lugar en este recinto dedicado a la Virgen. Así, Luisa y su hija Loli,   en el 1972 y 1999 respectivamente y Araceli, unos años más tarde, celebraron allí su boda.
Y el 9 de septiembre de 2016, se celebró con una importante ceremonia el 50 aniversario de la Ermita, con la asistencia del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro y numerosos sacerdotes. Àngel Luis Caballero era el párroco en esos años,
Volviendo a los primeros años de este nuevo templo de culto mariano, tenemos que recordar que los presupuestos y el coste del edificio fueron asumidos por el Ayuntamiento y la Parroquia. El constructor fue Manolo Estévez, pero muchos fueron los profesionales de la piedra y de la albañilería los que trabajaron, donando en muchas ocasiones su tiempo y su trabajo, algunos de ellos: Boni Estévez, Ángel Colmenarejo, Francisco Arque, Julio Martín e Ignacio Contreras. Como anécdota, decir que Ángel y Julio cobraron su última paga en calderilla de lo recogido en los cestillos de la Iglesia.

Los Hermanos de la Cofradía
El cuidado, la conservación y la custodia de las tradiciones religiosas de La Ermita siempre han estado en manos Cofradía del Santísimo y Nuestra Señora del Rosario.
Otros grandes colaboradores, a los que tenemos que estar agradecidos son los que han guardado la llave y han conservado en buen estado el interior y el exterior de La Ermita, entre ellos Anita García, Amalia Moreno, Aureliano Parra, José Baelo, Emilio y Ana y actualmente Nines Salvador, todos ellos miembros de La Hermandad. Y un recuerdo muy especial para Anita, que custodiaba la llave y para ir a La Ermita, la recogías en su casa, a la mitad del camino.

Mercedes Nieto, José Antonio López y Alejandro Peñamedrano
En la línea de colaboración, hay que destacar de manera especial a la familia López Nieto. José Antonio López y Mercedes Nieto eran vecinos veraneantes que tenían su casa en la zona donde se construyó La Ermita. Eran un generoso matrimonio, con tres hijos, muy amigos del párroco Alejandro, al que cuidaban como un hijo y ayudaban en sus tareas parroquiales.
Respecto a la Ermita, desde el principio colaboraron y participaron en la financiación de las obras. Los gastos de la limonada también corrían de su cuenta, así como otros gastos de mantenimiento de La Ermita. Tras su fallecimiento, a día de hoy su hijo Julián sigue colaborando en el mantenimiento de algunos de los gastos. También fueron grandes promotores e impulsores de la construcción de la nueva Iglesia. M.B.


            

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