"Cada uno de nosotros ha llegado hasta el día de hoy habiendo elegido entre las opciones que el destino nos ofreció en su momento, aunque no fuéramos muy conscientes de la transcendencia de esas elecciones: Asistir o no a una reunión, un acto, un concierto, etc., en el que conocimos a quien comparte nuestra vida desde entonces, o elegir entre continuar o cambiar uno de nuestros primeros trabajos, lo que ha condicionado nuestra vida profesional, son dos ejemplos de ese tipo de decisiones. Las cosas han sido como han sido…, pero podrían haber sido diferentes.
En otras ocasiones, parece ser el azar el que puede cambiarnos radicalmente la vida. Por ejemplo, la simple pérdida de un autobús puede acarrear consecuencias imprevisibles; es fácil imaginar a una persona maldiciendo su mala suerte por haber perdido, por segundos, el tren que debía trasladarle desde Alcalá de Henares hasta Chamartín, a las 7:04 del día 11 de marzo de 2004.
La transcendente estancia de Camilo José Cela en Hoyo de Manzanares durante el verano de 1942 es el resultado de la confluencia de distintas decisiones conscientes o no que determinaron lo que fue, pero que, de haber elegido otra opción, podría no haber sido. Veamos sólo uno ejemplo de decisión de los muchos que podríamos considerar, se trata de la elección de sanatorio.
Los señores de Cela-Truclok, una vez conocida la recaída de su hijo Camilo, tuvieron que ponerse a elegir a qué sanatorio enviarle durante el verano de 1942. No debió ser una decisión fácil de tomar, seguramente desecharon Guadarrama por los malos recuerdos que guardaban de la estancia de su hijo en el año 1931. También debieron desestimar la opción de enviarle lejos de Madrid, por ejemplo, al Neveral en Jaén, así que prefirieron un sitio cercano y discreto como Hoyo de Manzanares. Pero hecha esta elección, quedaba precisar si en el Nuevo Sanatorio o en el Miralpardo del Dr. Villegas.
De haber optado por Miralpardo lo normal es que varios de los “resultados” de la estancia habrían sido los mismos: es casi seguro que Camilo se hubiera repuesto igual de bien ya que la salubridad, el tratamiento y los cuidados serían muy similares en ambos sanatorios, y es muy posible que también hubiera empezado a escribir el Pabellón de reposo, pero no habría visto la encina saliendo del granito que le inspiró el poema Nupcial y sendas citas en el Pabellón, ni hubiera trabado amistad con Eugenio Baras Padilla y lo que resulta más importante para su carrera literaria, no habría conocido a Felisa Ibáñez de Aldecoa, y a través de ella a su hermano Rafael, que asumió el riesgo de publicar La familia de Pascual Duarte.
Y ahora es el momento de preguntarse: ¿qué habría sucedido con Cela de no haber aparecido en su vida Hoyo, el Nuevo Sanatorio y Felisa? ¿Habría conseguido que alguna editorial le publicara su 'Pascual', o hastiado de intentarlo lo hubiera lanzado al fuego de una chimenea, como años más tarde hizo con La colmena, pero en este caso sin una Charo que lo rescatara? ¿Habría seguido escribiendo, lo que resulta muy probable según su decidida vocación, o habría dejado en segundo plano esta actividad, dedicando la mayor parte de su vida profesional a alguno de los trabajos que le buscaba su padre o al ejercicio del Derecho una vez acabada “heroicamente” la carrera?
De no haber visto el 'Pascual' en las librerías, y de haber encontrado una ocupación que le ingresara algún dinero, podría haber acelerado su boda con Charo y haber considerado prioritario sacar adelante la familia y considerar la escritura, si no como un hobby, sí como una actividad secundaria a la que dedicaría algunas horas perdidas, sobre todo durante los fines de semana.
Pero basta ya de elucubraciones y de futuros alternativos, lo cierto para bien o para mejor es que Hoyo de Manzanares se cruzó en la vida de Camilo José Cela, con su Nuevo Sanatorio, su Dr. Valdés Lambea, su encina naciendo del granito, su buen consejero Sr. Varas que se convirtió en amigo entrañable, su Dª Paquita encargada del pabellón de reposo, y su compañera Felisa, “hija” de la Editorial Aldecoa. Todos ellos configuraron el futuro de Camilo; unos, sanando su cuerpo; otros aconsejándole en su ardiente relación con Charo; y otros, posibilitando la publicación de La familia de Pascual Duarte, con la que por fin pudo dar rienda suelta a su vocación de escritor, y la que supuso el pistoletazo de salida hacia el premio Nobel de Literatura.
Entiendo que todo lo anterior me autoriza para afirmar que Hoyo de Manzanares es un pueblo de Nobel".
Rafael Martín Moyano
Rafael Martín Moyano, de pie sobre las mismas piedras que pisó el Nobel de Literatura, es un incansable investigador sobre Camilo José Cela y su estancia en Hoyo de Manzanares. Como escritor, es autor de varias obras literarias, la mayoría de ellas centradas en Cela: Mi verano con Cela en Hoyo, Cela versus Hoyo y La Forja de una amistad
Rafael Martín Moyano, de pie sobre las mismas piedras que pisó el Nobel de Literatura, es un incansable investigador sobre Camilo José Cela y su estancia en Hoyo de Manzanares. Como escritor, es autor de varias obras literarias, la mayoría de ellas centradas en Cela: Mi verano con Cela en Hoyo, Cela versus Hoyo y La Forja de una amistad


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