jueves, 8 de agosto de 2019

Atribuida a la Virgen de Hoyo una curación milagrosa de tabardillo y gota artética

Cada día encontramos más pruebas documentales de la importancia que tuvo en los siglos XVII y XVIII la cofradía de Nuestra Señora del Hoyo o de la Encina, que es lo mismo. Hoy aportamos la noticia que nos ha transmitido Antonio Tenorio Matanzo, secretario de la Asociación Cultural El Ponderal, sobre una curación milagrosa atribuida a la Virgen del Hoyo.
El texto antiguo dice así:
“Más, en este año, primero día del mes de septiembre, sea Dios loado, caý en la cama de una gran enfermedad, de tabardillo y gota artética, y pasmado medio cuerpo, tres opilaciones; estuve en la cama çinquenta y quatro días. Curóme el doctor Guzmán y Pero Garçía, el de Alcalá, que les daba beinte reales cada día, hiçiéronse por mí grandes rogativas, y fue Dios servido y la Virgen Santa conmigo un milagro que yendo a una fiesta de la Virgen del [H]oyo que está en la sierra, que se apareçió en una ençina, me trajeron una estanpita de papel y me la puse en el corazón y encomendádome a la Soberana Señora la prometí un vestido y dos [h]achas, la qual fue ella servida de que se hiçiese tan hermoso el vestido de cifras que costó cosa de mill y duçientos reales. Bendita Ella sea y alabada.
En dicho texto antiguo se incluyen algunas palabras a las que hoy no estamos acostumbrados. Así por ejemplo, tabardillo, es una insolación, o malestar por exposición excesiva al sol. Gota artética, es la gota que afecta a las articulaciones de los dedos. Opilación es una obstrucción. Hacha es una vela de cera, grande y gruesa, de forma por lo común de prisma cuadrangular y con cuatro pabilos o mechas.
Es sabido que Nuestra Señora del Hoyo tenía joyas de considerable valor, donadas por la devoción de sus fieles. En esta ocasión, el enfermo curado milagrosamente donó a la Virgen un vestido que costó mil doscientos reales, una cuantía considerable cuando se compara con los veinte reales diarios que pagaba a los médicos que le atendieron durante su enfermedad.
También sabemos que en el año 1710, durante la guerra de Sucesión, las tropas del archiduque don Carlos de Austria asolaron la Torre de la Parada en el monte del Pardo, y continuaron su labor de destrucción y pillaje, invadiendo la villa de Hoyo, destruyendo su archivo y robando los objetos de valor de la iglesia de Nuestra Señora del Hoyo, según está documentado en las respuestas al cuestionario del cardenal Lorenzana, por Francisco Ignacio Muñoz, cura propio de la villa.
Texto remitido por Juan Manuel Blanco, estudioso de la historia de Hoyo de Manzanares, que ya nos ha deleitado con otras curiosidades, como la organización de una corrida de toros por la Cofradía de la Virgen y el robo en la iglesia del pueblo.

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