miércoles, 1 de marzo de 2017

Vicente Grande Duque: "Los gritos y silbidos de los animadores del Sahara Marathon te ponen los pelos de punta"

Vicente Grande Duque, que ha quedado segundo en el SaharaMarathon 2017, nos relata a continuación los avatares de la carrera, con las alegrías de los aficionados saharauis y la dureza de las condiciones y el recorrido de esta:
"La noche ha sido dura, muy dura y prácticamente no he pegado ojo, los nervios previos a la maratón no me han dejado dormir y bien prontito (5:00 AM.) estaba danzando por mi Jaima junto con mi familia saharaui que no se quería perder nada de este gran día. El Sahara Marathon entra en liza y se nota que es la columna vertebral de toda esta semana de solidaridad y deporte.
Después del desayuno grupal que se organiza en la sede del SaharaMarathon nos hemos montado en los buses que nos llevan a la salida de El Aaium y hemos realizado un viaje muy largo y tedioso que te deja tocado antes de salir a correr.
A pesar que aquí los horarios no se cumplen, a las 9:30 horas y con una temperatura bastante elevada para esa hora, ha dado comienzo la maratón. El ambiente de carrera es espectacular y en el inicio te quedas alucinado con la que preparan, un pasillo de personas gritando y silbando que te ponen los pelos de punta. Según vas pasando por los campamentos o por zonas habitadas y hasta llegar a Smara la gente sigue animando, incluso algunos te acompañan corriendo unos metros, lo que se agradece.
En los primeros kilómetros, y para no perder las costumbres los saharauis se han puesto a tirar del grupo en el que íbamos, entre otros, Giorgio Calcaterra, Jon Salvador y un servidor, y en el km 10 ya nos quedamos los tres junto con un saharui. Poco a poco nos fuimos escapando y abriendo brecha llegando todos juntos y sin contratiempos a Auserd donde se encuentra el mojón que indica los 21km, media maratón. En este punto he cogido los mandos de carrera y he empezado a tirar metiendo tiempo y distancia a mis compañeros de grupeta. Quizás lo he hecho demasiado pronto pero había que ser valientes, coño que “semos” de Hoyo, ja,ja,ja….. tenía corriendo a mi lado al 3 veces campeón del mundo de 100 km, a Jon un vasco persistente y con el record de la prueba y a un saharaui que nos tenía a todos sorprendidos.
La aventura en solitario en el desierto se hace muy, pero que muy dura y más cuando el sol y el viento castigaba como hoy; no obstante tenía la experiencia del año pasado y sabía perfectamente las cartas que estaba jugando. Iba tragando kms en solitario y sacando distancia a mis perseguidores pero en la zona más dura de carrera, km 25/30 donde se encuentran la zona de dunas más dura, mis isquios han empezado a dar guerra. He tenido que parar, estirar bien y he seguido mi camino hasta el km 38, solo 4 para meta, que ha sido cuando han dicho basta, teniendo que bajar el ritmo, lo que ha facilitado que mi perseguidor; Giorgio, me cogiera al final de este km.
Estos últimos kilómetros han sido horribles, tocado muscularmente, un calor que abrasaba y el viento que era como tirar de un carro, solo me quedaba encomendarme a mis peques (Alejandra, Diego y Daniel), a Mariuca y al naranjita de West (http://www.sindromedewest.org/) para llegar a meta. Así ha sido y gracias a ellos he conseguido entrar en meta y tras unos estiramientos y una buena hidratación estaba como “nuevo”, ja,ja,ja
La prueba ha sido durísima para todos, el tercer clasificado, Jon Salvador, y el cuarto el saharaui que iba en el grupo inicial han llegado literalmente desfallecidos y les han tenido que llevar directamente a la enfermería.
El final de carrera es espectacular con un ambiente brutal que te envuelve y te lleva hasta meta a pesar de las dolencias que tengas, esos dolores se transforman en sentimientos y recuerdos familiares y como no han aparecido entre ellos mi madre, mis peques, mi familia y todos aquellos que han puesto su granito para que yo esté disfrutando de este momento.
Al cruzar la meta nos entregan el “metal” preciado que indica que eres Finisher, una medalla de cerámica hecha en los talleres educacionales del Sahara, ser finalista de una cualquier prueba es todo un éxito pero finalizar una prueba extrema es la bomba.
Mi familia está en un estado de alegría fuera de lo normal y me han preparado una comida espectacular y unos cubos con agua caliente para darme la primera ducha desde que llevo aquí, siendo presumiblemente la única ducha que nos daremos durante todo la estancia.
Mañana más y mejor".

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